LEYENDAS DE MANABI


LA LEYENDA DEL NIÑO CARACOL
Cuando inicie mi viaje por el cantón Olmedo, al sur de Manabí, dentro del proyecto que ya les conté anteriormente, nunca imagine con lo que me iba a encontrar, y sobre todo aprender.
Muy cerca de la comunidad de Lascano, la gente venera a un virgen a quien le llaman MARIA CARITA, me pareció extraño el nombre, y mas que extraño, fue insólito encontrarme la capilla donde esta con la cara de un muñeca de plástico.
Es una muñeca, le falta algo de cabello y el color rosado de la cara se a perdido por el paso de los tiempos, esta ataviada de vestidos blancos y se encuentra en un nicho exquisitamente arreglado.
Le pregunte a los mas viejos la historia de MARIA CARITA y me contaron que hace muchos la virgen había caído de los cielos en el techo de una familia muy pobre y que fueron ellos los que empezaron con la devoción que poco a poco se fue expandiendo.
Y se hablaban de milagros y se hacían, misas y procesiones y mandas, y ritos.
Actualmente la gran devoción de la gente de Lascano y del cantón Olmedo por la Virgen Maria Carita, ha llevado a que la iglesia de Manabí le tenga un día al año, que me parece es en julio, donde se celebra con su anuencia, y como si fuera un santo mas. El día de La virgen Maria Carita, se llena de procesiones, cantos y mandas y peticiones, llega gente de todos lados solicitando los milagros de la virgen…
Algunos comentan que la historia empezó por los años de 1960 cuando la muñeca de Maria carita se calló de algún helicóptero o de avión que pasaba por la zona y justo fue en el techo de aquella humilde familia.
Si se analiza esta última parte es lo probable y los más lógico, claro desde nuestro mundo, pero quien somos nosotros para juzgar los hechos prelógicos de los pueblos.
Pero una de las historias mas interesantes que he escuchado es la de un campesino de apellido Bravo de la comunidad deLA SOLEDAD, en el cantón Junín y su encuentro con un caracol..

LA ROSA DE TAINA
Doña Juana, si recordaba que hace muchos años venían jóvenes de Portoviejo a hacer campamentos por acá, y me señalaba barrancos y el río, pero mis ojos llenos de recuerdos miraban aquella casa de dos pisos que había sido la guarida de un grupo de adolescentes soñadores.
Taina queda en el cantón Santa Ana en el centro de Manabí, a finales de los 80 e inicios de los 90, fue el lugar elegido para hacer los campamentos y excursiones de el GRESA, (Grupo excursionista Salvador Allende) y es que, después de haber leído “la montaña es algo mas que una inmensa estepa verde” de Omar Cabezas, todos los jóvenes del grupo o la mayoría pensábamos que era tiempo de caminar por nuestras Utopías.
Eran los años en que el Dictador León Frebes Cordero colocaba sus garras en el Ecuador, ya habían desaparecido los Hermanos Restrepo, los últimos miembros Alfaro Vive Carajo eran asesinados en una emboscada en guayaquil, la gente de los partidos de izquierda Ecuatoriana, con excepción de unos pocos se callaba para no ser perseguidos, los que no se callaban, los obligaban hacerlo.
Mientras tanto el GRESA, nuestro grupo, con música de quilapayun, los de palacaguina, víctor jara y Silvio en los oídos, se dedicaba a prácticas de guerrilla en las montañas de Taina. Los muchachos que empezaban hacer el PRE de medicina se dedicaban a llevar medicamentos y hacer una especia de medicina preventiva a la gente de la comunidad, otros a organizarlos, otros solo a pasear.
Talvez nunca levantamos un arma, o pelamos en una batalla, pero si estábamos en las calles cuando era necesario, algunas veces presos, otros heridos, y esto nos ayudo a formarnos como verdaderos seres humanos... Sobre todo creo que lo que paso ahí fue tan fuerte, que nos hizo amigos de por vida… En muchas cosas seguimos juntos… por aquí en las Tropa anda Roddy Macias, ingeniero, aunque debería haber sido solo un Mecenas, pues su casa es el lugar donde llegan los trovadores cuando visitan la ciudad de Portoviejo, además ha prestado su casa para los 39 encuentros que a tenido la tropa Manaba.
En la tropa Ecuatoriana, están inscrito Gustavo, que anda en España buscando a don Quijote, o Miguel Antonio, que por fin le gusto la medicina y dejo por un rato los poemas y hace su postgrado en Argentina, o el Aldo ingeniero y profesor como yo, en las aulas universitarias quien aun llega los domingos de noche a mi casa para hacerle a una de wisky y plantear la nueva estrategia contra el imperio...
Hey muchachos que tiempos aquellos…
Así que cuando, buscaba una Hacienda, para el trabajo de Ministerio de Turismo, llegué a Taina, y aparecieron imágenes de aquellos tiempos de colegio y universidad…
Hoy mis pasos eran gigantes y la montaña que subíamos ya no parecía la inmensa estepa verde, y con solo levantar la mano parecía que tocaba la cima.

EL MATE ENCANTADO
En su casa solariega, muy cerca de Portoviejo Don Manuel Barrezueta era muy feliz. En sus amplias dehesas pastaban centenares de reses escogidas, opulentas vacas lecheras, caballos de fina estampa, y su hacienda que seguía la ruta del rió, estaba situada a ambos lados del camino a Portoviejo. Su mayor felicidad, se la había dado doña Angelina Moreira Solórzano
Ella en fruto de amor, lo había hecho padre de manuelita, la vivaracha niña de ojos negros, que apenas cumplía siete años y era su mayor adoración. La niña criada entre mimos y halagos, cuidada hasta la severidad, gozaba n solo del aprecio de sus padres y familiares sino de los criados y servidumbre que se desvivían por satifascer sus deseos, por eso seria que manuelita se estaba criando presuntuosa y terca y cuando se aferraba a n capricho no cejaba hasta salirse con la suya, Esto había dad motivo de contrariedad a su madre y alguna criada vieja, comentando las rabietas había murmurado” YA EL DIABLE ESTA METIDO EN ESTA NIÑA” pero no pasaba esto de un tímido reproche. Los caprichos de Manuelita se extremaban; así había escogido la treta de no dormirse, hasta que no le trajeran un vaso de leche, ordeñada en el momento, al filo de la media noche. Los peones obligados a ejecutar la labor de ordeño refunfuñaban llenos de indignación, pero la niña ser salía con las suyas, pues su padre no quería contrariarla, por miedo a sus gritos destemplados.
Corrían el mes de octubre y en las oscuras noches los vientos helados bajaban de los cerros de sacia y en el rió se escuchaban murmullos y luces fosforescentes ponían punto de lumínico terror. Los vaqueros aseguraban que se oían en las sombras, y no sabían quien cambiaba de sitio los instrumentos de labranza.
En esta atmósfera de temor, se comenzó a notar que todas las noches cuando el viejo reloj del comedor daba las doce en lentas campanadas, un viento helado, como pie de muerto corría por los patios y los corredores de la vieja casona
Y el viento remecía puertas y ventanas como si fuera la furiosa alma de un condenado, mientras en los corrales se escuchaban como un largo y fino lamento, un silbido penetrante que entraba por los oídos haciendo estremecer a las gentes. Cuando esto ocurría, el ganado en los corrales se volvían locos, rompían las cercas y cruzaban enloquecidos el camino y seguían furiosamente por la manga hacia el cerro.
¡es el diablo que silba a media noche¡ ¡es el diablo que se lleva el ganado¡. Decían las gentes y comenzaban los rezos y las novenas y don Manuel enflaquecía de tristeza, al ver que su hacienda se iba a la quiebra y doña Ángela sentía el cristiano temor ante la presencia maligna. Ya el hecho se había repetido tantas veces que todos estaban de acuerdo en sostener que el motivo no podía ser otra cosa que la tolerancia paterna a los caprichos de Manuelita que atraían al malo.
Un día algunos vaqueros habían ido al cerro a rescatar unas vacas dispersas, y allá por las manchas de moyuyo, entre los guasmos y tupidos hierbales, Pancho Moreira diviso escondido un pequeño árbol de mate, cuyos frutos eran enormes. Los otros vaqueros ya habían ido con las reses y Pancho ávidamente se subió al árbol y a poco cortaba el mas grande de los frutos, mientras se hacia ilusiones de lo magníficos matianchos que se sacarían, puesto sobre el pecho, con sus brazos escasamente podía rodear el fruto.
No pudo bajar del árbol, en casa de Pancho Moreira se extrañaban por su ausencia. Al pasar el día y el siguiente y al tercer día, don Manuel creyó que alguna desgracia le había ocurrido a su peón. Grande fue la sorpresa al encontrado aun abrazado al mate, sin poder salir ni bajar de la rama, atado allí por un poder maligno. Todo cuanto hicieron fue inútil, pues lo único que se logró, fue que liberado el mozo del fruto por un compañero, este quedara atrapado en su lugar por el diabólico encantamiento.
Se recurrió a la iglesia y al Obispo de la diócesis, vino a exorcizar al árbol maldito, alrededor del cual se hizo amplio campo limpio de vegetación regado con agua bendita.
Los peones fueron liberados así del siniestro encanto. No se volvió a oír los silbidos a media noche, pero se encontró que debajo del montículo que servia de base al palo de mate embrujado, una extraña casa de piedras, sin puertas, ni ventanas, de donde misteriosamente salían criaturas extrañas cuando la sombras cubrían la noche.
En árbol murió con el exorcismo, y de él y de el suceso solo quedaron los recuerdos en las bocas de algunos abuelos que ya también están quedando en recuerdos.


LEYENDA:EL NARANJO DEL CHOCOTETE
En los tiempos de antaño solían ir las mujeres de Jipijapa a los manantiales de Chocotete a lavar la ropa. Cargaban los grandes atados sobre los mulares y con los primeros rayos de sol llegaban hasta aquellos bellos parajes. Cerca de los lugares donde manaba aquella cristalina agua se hallaban colocadas piedras grandes y lisas. Ayudadas con el “mate ancho” recogían el agua que a borbotones salía de la tierra.
Estos lagrimales se hallaban al pie de una ladera, en la parte superior de esta, había un árbol de naranjo, que por extraño que os parezca todo un siempre, sin importar que fuera invierno o verano, se hallaba cargado de hermosas y dulces naranjas que provocaban a las personas que las miraban.
Cuentan las señoras lavanderas que el árbol permitía que cogieran sus frutos solamente para ser consumidos en el lugar. El ¿Por qué? Nadie lo podía adivinar. Lo cierto es que un día un joven desoyendo la voz de sus mayores trato de llevarse las naranjas a su casa, pero cual no seria su sorpresa que ante sus ojos, el paisaje del lugar cambio totalmente, una vegetación exuberante dio paso a las matas de cerezo, moyuyo, obos y cactus.
Asustado, busca el camino que da a los manantiales, no lo haya, en su lugar un pequeño lago emerge, peces dorados que saltan en el agua azulada, murmullos extraños, lamentos apagados, como si las plantas cobraran vida, conversan entre ellas; variedad de pájaros revoloteando entre los árboles. A lo lejos deslumbra un camino, corre hacia el, avanza y llega otra vez al árbol de naranjo.
Agotado se deja caer, las naranjas ruedan por el suelo, la vegetación desaparece, el paisaje vuelve a ser el mismo; el, enloquecido corre hacia donde escucha la voz de las lavanderas, les comunica lo que sucedió, ellas miran hacia el árbol y una sonora carcajada se desprende de las ramas del naranjo.
Con el pasar de los años se fue perdiendo la vegetación del cerro, hasta convertirse en un risco. Al árbol, ya nadie lo ha visto, pues un día desapareció de la misma forma que emergió de las entrañas de la tierra.

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